Tal y como hemos podido comprobar en el mes y medio que llevamos de 2018, en este ejercicio, a diferencia de lo ocurrido en 2017, la volatilidad va a ser sin duda una de las grandes protagonistas de los mercados de renta fija y renta variable. Por ello, consideramos fundamental contar con una buena diversificación en función del riesgo que estemos dispuestos a asumir y, al mismo tiempo, ser muy selectivos, a la hora de elegir los productos con los que gestionar los ahorros.
En líneas generales, pensamos que se mantienen las condiciones económicas que pueden soportar un buen año para la inversión en bolsa y en determinados activos de renta fija (sobre todo en el caso de la deuda privada).
Por áreas geográficas consideramos que la Eurozona, Japón o emergentes están aún en etapas más intermedias del ciclo y, por tanto, podemos esperar que presenten buenos datos económicos. El ciclo económico en USA, sin embargo, es el más adelantado a nivel mundial y pudiera estar cada vez más próximo a las últimas etapas de la fase económica expansiva (aunque no pensamos que haya llegado a su fin y que vayamos a ver en este ejercicio el inicio de unos perores datos económicos).
A nivel financiero, aunque esperamos un buen año para los activos de riesgo, está claro que será un ejercicio algo más volátil y con unos resultados (rentabilidad) algo menos espectaculares que los obtenidos en 2017.
En este contexto, mantenemos nuestra visión optimista a la hora de invertir en los diferentes activos financieros de riesgo, pero adoptando una postura de cierta cautela. De cara a los próximos meses, nuestra estrategia pasa por:
En definitiva, somos positivos con los activos de riesgo aunque tendremos que seguir muy atentos a los diferentes hechos que conforman el muro de nuestras preocupaciones por si tales preocupaciones se materializaran: una inflación algo superior a la descontada en estos instantes; el hecho de que los bancos centrales pasen de una semántica de ‘ir normalizando’ sus políticas monetarias a una acción más rápida y contundente; un cierto “mal de altura” ante las valoraciones de los activos financieros cada vez más ajustadas; la complacencia excesiva o, incluso, el enorme endeudamiento mundial. En este sentido, según un informe elaborado recientemente por la gestora británica M&G Investments, el endeudamiento mundial se situó en torno al 324% respecto al PIB mundial… un nivel superior a cuando, hace 10 años, entramos en una crisis económica y financiera global.
Respecto a qué tipo de fondos recomendamos tener. Consideramos que una cartera de perfil moderado (ni muy conservadora ni muy agresiva) debería contar con:
1. Determinados fondos flexibles de renta fija y deuda USA “especiales por su gestión” y con riesgo divisa cubierto.
Los mercados de bonos han vivido momentos muy dulces en los últimos años pero, de ahora en adelante, se enfrentan a varios riesgos que hay que tener muy en cuenta: una muy baja rentabilidad en los bonos, que pudiera repuntar (haciendo que cayera el precio de los mismos); una posible inflación menos controlada (y no estamos diciendo que vaya a darse un entorno de hiperinflación mundial, pero sí algo más de inflación frente a 2017); un elevado endeudamiento global; una normalización de las políticas monetarias sincronizadas en el tiempo, pero no tanto en las formas (algo que restará determinada fuerza compradora al irse, poco a poco, retirando los bancos centrales de la adquisición de activos de renta fija a lo largo de este 2018 y próximos ejercicios). Por lo tanto, teniendo muy presente los riesgos anteriores, los fondos de renta fija que recomendamos deben cumplir los siguientes criterios:
Somos conscientes que, sin una inflación descontrolada, no veremos una venta masiva y ‘a lo loco’ de los activos de renta fija. Pero insistimos, cada vez debemos de ser más conscientes de dónde se sitúa la rentabilidad real de muchas emisiones de deuda… una rentabilidad real negativa.
Dentro de esta familia, podríamos encontrar fondos como Renta 4 Valor Relativo, BGF Fixed Income Global Opp A2 EUR H, Candriam Bonds Credit Opportunities, entre otros.
2. Fondos mixtos de bolsa de gestión activa y flexible. Dentro de esta categoría se encuentran fondos mixtos como Gesconsult León Valores Mixto Flexible, Sycomore Partners, BGF Global Allocation A2 EUR Hedged, Sextant Grand Large, Adriza Neutral, M&G Dynamic Allocation EUR, etc.
Una parte de la inversión en bolsa, aconsejamos llevarla a cabo a través de estos mixtos de acciones pues, aunque seguimos observando recorrido en los mercados de renta variable, pensamos que las actuales valoraciones tan exigentes de muchas de las empresas a nivel mundial, aconsejan cierta cautela y, ésta, nos la pueden ofrecer los mixtos de bolsa.
3. Fondos “puros” de renta variable.
A través de este tipo de productos trataremos de aprovechar el actual entorno económico-financiero y seguir sumando rentabilidad.
Consideramos que una cartera bien diversificada debería contar con renta variable de la zona euro (vía fondos que, por un lado, se centren tanto en empresas de elevada capitalización y de estilo de gestión orientado a compañías de crecimiento y, por otro lado, también tomen posiciones en empresas de pequeña y mediana capitalización bursátil); renta variable norteamericana (la dinámica positiva de crecimiento económico y de beneficios empresariales se mantiene intacta y, en paralelo, sin ser un mercado “ganga”, las medidas de política fiscal aprobadas hace poco tiempo pueden haber permitido un nuevo “round” en esta tendencia alcista que ya acumula desde hace bastante tiempo); renta variable japonesa (el país está viviendo una serie de factores muy positivos, tanto a nivel económico como desde el lado empresarial, que pueden hacerle, un año más, un mercado bastante interesante en el que invertir) y renta variable emergente (han sido los últimos en sumarse a la fiesta de crecimiento económico a nivel mundial y por valoración y por tipología de empresas creemos que aún pudiera quedarles recorrido al alza)
Asimismo, seguimos pensando que hay una serie de sectores y tendencias (presentes y futuras) que pueden aportar valor a una cartera de perfil moderado:
-Tecnología (semiconductores, robótica, inteligencia artificial, ciberseguridad,…).
-Consumo (digital, en países emergentes,…).
-Salud vía fondos orientados tanto al envejecimiento de la población como mejora del cuidado personal.
-Financiero: tanto bancos europeos como fintech.
-Materias primas clásicas y menos clásicas (litio, cobalto, aleaciones de níquel, procesadores de azúcares,…).
Por último, y en relación a las divisas, por prudencia seguiremos aconsejando, por ahora, asumir el menor riesgo posible. Nuestra moneda común podría seguir apreciándose y, por ello, aconsejamos que la inversión en bolsa o deuda de países y mercados de fuera de la zona euro se efectúe a través de fondos cuyas clases seleccionadas no asuman riesgo divisa. Muchos economistas y analistas andan preocupados estos días por la debilidad del USD y la fortaleza de nuestra moneda común. Para muchos de estos expertos, la diferencia de tipos de interés y velocidad de normalización de políticas monetarias, en uno y otro lado del Atlántico, no justifican la situación de debilidad del billete verde. Sin embargo, y desde nuestro punto de vista, la razón que subyace detrás de esta debilidad del USD es el déficit que acumula la economía estadounidense en su Balanza por Cuenta Corriente desde hace muchos años. Y esta situación sólo puede reequilibrarse con una debilidad del USD que podría continuar no sólo frente a nuestra moneda común, sino también sobre otras divisas.
Autor: Mar Barrero, Analista Financiera en Profim Grupo Arquia Banca