Las opiniones están divididas en la comunidad inversora. En lo que todos coinciden es en que a estas alturas del ascenso no conviene jugárselo todo a una única carta: la de los crecientes máximos de los índices de referencia de Wall Street. Ante una remontada con pocos precedentes los fondos indexados comienzan a perder entusiastas.
Este es el caso de Sergio Royuela, director de análisis de Feelcapital, EAFI especializada en asesorar sobre carteras de fondos. En su exigente filtro de análisis cuantitativo, entre las diez mejores opciones que contemplan para invertir en Wall Street por esta vía solo figura uno indexado. El resto son de gestión activa por ofrecer “una mejor relación entre costes, rentabilidad y riesgos”.
Ante el actual panorama del parqué neoyorquino, asegura sentirse “sorprendido” de que un fondo indexado haya podido hacerse hueco en su lista de favoritos. Frente a este tipo de vehículos de réplica de índice, el experto aconseja tomar posiciones en el Threadneedle American Extended Alpha Fund Institutional Accumulation, el BlackRock Global Funds - US Growth Fund A2 y el Legg Mason ClearBridge US Large Cap Growth Fund Class A Euro Accumulating. Todos ellos en sus clases negociadas en euros.
El analista Roberto Moro es mucho más tajante y afirma que precisamente por las cotas alcanzadas por los índices estadounidenses “no es momento de comprar fondos indexados” que los repliquen. No obstante, explica que tampoco es hora de vender “mientras la tendencia no cambie y se mantengan próximos a estos máximos”. Ante las crecientes posibilidades de que se produzca una corrección sonora en el S&P 500 y el Nasdaq, considera que estos replicantes “son la peor herramienta de inversión” para quien quiera comprar en la actualidad.
Por lo que se refiere a estos máximos históricos que se suceden sin freno, Unai Ansejo, cofundador y co-consejero delegado de Indexa Capital, explica que “desde diciembre de 1927 hasta la actualidad, el S&P 500 ha estado más del 50% del tiempo en máximos o como mucho a un 5% de su máximo anterior”. Esto se traduce para él en que, en contra de los discursos más agoreros, "lo más habitual es ver el S&P en máximos" y, por tanto, en que “si el mercado asigna a la renta variable estadounidense un peso de más del 50% de la capitalización global de acciones, las carteras deben tener un peso similar”.
Esta es la única vía que contempla para obtener la rentabilidad del mercado y que pocos gestores activos no consiguen batir. Sin embargo, Asenjo recuerda que “cualquier fondo indexado debe formar parte de una cartera diversificada tanto por geografía como por clase de activo”. Emplea este argumento para justificar que incluso en sus carteras modelo de corte más agresivo el S&P 500 no sobrepase un peso global del 35%.
El director de análisis y estrategia de Profim Grupo Arquia Banca, José María Luna, recuerda que “más allá de la guerra comercial hay ruidos de fondo en el mercado americano que conviene considerar antes de lanzarse a comprar”. El primero, un Trump sobre el que se va estrechando el cerco judicial y se va acercando a la hora del examen de las elecciones ‘midterm’ que podrían restar fuerza a sus correligionarios republicanos en el Congreso. El segundo, el ritmo de subidas de tipos defendido por la Reserva Federal (Fed), que aúpa al bono a dos años a cotas de rentabilidad “cada vez más atractivas” para un inversor extranjero que, sin sufrir la inflación estadounidense, sacarían así partido a corto-medio plazo de la apreciación del dólar.
A favor de tomar todavía posiciones en Wall Street vía índices, la previsión de que “los buenos resultados corporativos se repetirán en uno o dos trimestres más allá del primer toque de efecto de la reforma fiscal de Trump”, señala Luna. Algo que también se entiende por el peso muy superior de las empresas de la denominada ‘nueva economía’ en los índices estadounidenses frente a los europeos o los de otras regiones del mundo.
El experto de Profim señala que, además, tanto los datos macro como microeconómicos publicados en EEUU siguen dando síntomas de solidez. Un escenario que, además de a los índices de gigantes, ha espoleado a otros de cotizadas de menor tamaño como el Russell 2000. Su preferencia por fondos indexados frente a otros productos como los fondos cotizados (ETF, por sus siglas en inglés) viene por por la posibilidad de traspaso entre vehículos sin efectos fiscales.
Sus dos favoritos son el Pictet-USA Index P en euros y el Amundi S&P 500 AE-C, también en euros. En ambos casos, además de por su desempeño fiel a la enérgica remontada que acumulan los índices neoyorquinos, se ganan su recomendación por los bajos gastos corrientes que aplican a sus partícipes (0,45% y 0,30% respectivamente), como debería ser en unos fondos indexados que requieren poca implicación por parte de su equipo gestor más allá de procurar que repliquen de la forma más ajustada los índices a los que siguen.
(Fuente: Invertia)