Es imprescindible tener clara la diferencia principal entre ahorrar, es decir, guardar dinero para necesidades futuras, e invertir, que implica poner a trabajar tus ahorros para obtener un beneficio.
Para empezar a invertir, primero debes tener en cuenta algunos aspectos, dado que actualmente existe un amplio conocimiento sobre el funcionamiento de los mercados. Estas son algunas recomendaciones que hay que tener en cuenta antes de invertir:
- Tener las finanzas personales bajo control. Hacer un presupuesto de ingresos y gastos para saber cuánto dinero entra, cuánto sale y cuánto te queda.
- Marcarse un objetivo de ahorro mensual (sistematizar el ahorro). No importa tanto la cantidad que ahorres cada mes, sino que sea una cantidad realista que tu presupuesto se pueda permitir. Por ejemplo, el 10% de los ingresos netos.
- No sufrir sobreendeudamiento. Es decir, no dedicar una cantidad importante del presupuesto a pagar cuotas de hipotecas y otros préstamos. Y mucho menos endeudarse para invertir.
- Disponer de un fondo de emergencia. Contar con una cantidad de dinero para hacer frente a gastos imprevistos y posibles caídas de ingresos. Se recomienda que el importe de este “colchón económico” sea equivalente a 6 meses de gastos.
- Tener dinero para invertir. Cuando ya se cuenta con un fondo de emergencia y se tiene un flujo de ahorro mensual, se puede empezar a invertir. Es muy importante que el dinero que se invierta no sea necesario a corto plazo. El tiempo es un aliado de las buenas inversiones.
Una vez tienes previstos los anteriores puntos, ya puedes focalizarte en qué tipo de inversión quieres realizar y la forma en la que vas a hacerlo. A partir de este momento, deberás seguir las siguientes pautas:
- Tener una estrategia y horizonte de inversión claros. Tener paciencia y no dejarse llevar por las emociones ni por los vaivenes del mercado. El tiempo (largo plazo), la constancia (aportaciones periódicas) y el interés compuesto, pueden ser tus aliados.
- Entender en qué se va a invertir. Contar con formación e información sobre los productos financieros, los mercados, las expectativas de rentabilidad, la volatilidad, la liquidez, la fiscalidad, etcétera.
- Diversificar: Existen muchas opciones de inversión en productos financieros, mercados, sectores, plazos de inversión, etcétera.
- Invertir según el perfil de riesgo. Tener claro que cualquier inversión con expectativas de rentabilidad conlleva diferentes riesgos. A mayores expectativas de rentabilidad, más riesgo se tiene que asumir.
En conclusión, es necesario no dejarse llevar de forma impulsiva a la hora de realizar cualquier tipo de inversión. Invertir no tiene por qué ser complicado, tan solo requiere estar bien asesorado, ser ordenado y disciplinado, para hacerlo de forma segura y fiable.